miércoles, septiembre 15, 2010

Vieja sabiduria

Allá por Mayo mi espalda decidió jugarme una de esas bromas que tan a menudo me solía gastar, y así de la noche a la mañana despues de arrastrarme durante meses más que el protagonista de First Blood acabe en cama y con una operación programada donde la espalda pierde su nombre.

Desde el primer día hasta ahora muchas cosas diferentes me han pasado, tanto por mi cabecita como en realidad, pero sin duda una de las más interesantes es la pequeña revelación en cuanto a la sabiduría de la gente más mayor.



En ocasiones, al igual que ocurre con los niños, escuchar o compartir algo de tiempo con gente anciana es lo más parecido a oir hablar a Dios, a Jordan o a quien cada uno recé.

Nuestra vida, incluso ahora que todo vive en el Facebook/Twitter o similar, sigue discurriendo por las mismas vias que un día estas personas recorrieron con la misma cara llena de granos, la misma barba incipiente o su primer hijo entre los brazos y sólo ellos saben cual es la siguiente parada en nuestro viaje.

Durante un par de semanas de Mayo tuve el lujo de compartir habitación con grandes personas y en mi recuerdo siempre estarán los nombres de Miguel y Marisa.

Miguel erá un ingeniero antiguo dueño de un negocio prospero de cerca de 80 años cuyo parkinson le dificultaba enormemente el habla y cuya cadera acababa de pasar por "chapa y pintura" por un rotura a la salida de un chino.

No daba callada, todos le entendiamos con mucha dificultad, pero ni nuestro otro compañero de habitación "Giuseppe", ni las enfermeras con las que tonteaba sin parar, ni los celadores a los que él llamaba "Hombres de Harrelson" podiamos hacer otra cosa más que admirarle y ofrecerle nuestro cariño.

Al cabo de unos días mandé a comprar una libreta y un lapiz para poder saber que me quería decir.Recibió el regalo con gran sorpresa, en parte supongo porque no esperaba eso de alguien que se pasaba colgado del telefono, la ds y el notebook la mayoría del tiempo.

Gracias a la libreta me enteré, entre otras cosas, como siempre contaba orgulloso que el día que rompió la cadera y la ambulancia se lo llevo del Chino no pago la cuenta.

El día que dejaba la habitación todos estabamos un poco tristes, contentos porque su recuperación iba quemando etapas pero sabiendo que posiblemente no volveriamos a ver a ese hombre y su paciente mujer.

El último día pidió la libreta despues de desayunar y me escribió algo parecido a una ecuación:

Viajes + Trabajo + Stress =/= Vida

Lo dicho, mucha de la gente mayor tienen el físico frágil por el mismo principio por el cual los leones no saben de tacticas de guerra, para dejar algo a los demás.

La vida es sabia, cabrona a veces, pero sabia.

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